CREACIÓN DEL MANDALA
La creación del Mandala puede desglosarse principalmente en las siguientes seis etapas:
CEREMONIA DE APERTURA
Los lamas inician la consagración del espacio en el que se realizará el mandala a través de cantos, música y recitación de mantras. La duración de dicha apertura es de
30 minutos, aproximadamente.
TRAZO DE LAS LÍNEAS
Una vez finalizada la ceremonia de apertura, los lamas comienzan a trazar el diagrama del mandala. Este es un trabajo que requiere de extrema precisión. Completarlo toma aproximadamente tres horas.
CONSTRUCCIÓN DEL MANDALA
Los monjes comienzan el trabajo dibujando un contorno del mandala en la plataforma de madera. Luego vierten cuidadosamente la arena de los embudos de metal llamados chak-phur. Cada monje sostiene uno en la mano mientras fricciona una barra de metal en su superficie rallada.
La vibración de los chak-phur. hace que las arenas fluyan con un característico sonido.
Esto, junto con la meditación y los mantras realizados durante el proceso, resulta auspicioso.
CONSAGRACIÓN DEL MANDALA
La creación del mandala concluye con una ceremonia de consagración. El mandala de aproximadamente 1.5 metros de diámetro forma una iconografía tradicional de formas geométricas y antiguos símbolos espirituales. En algunas ciudades, varias miles de personas, junto con diversos medios de comunicación, han asistido a esta ceremonia de clausura.
RECOLECCIÓN DEL MANDALA
Durante la ceremonia de cierre, los monjes desmantelan el mandala como símbolo de la impermanencia de todo lo existente. Las coloridas arenas se barren y se colocan en una urna. Cuando así se solicita, la mitad de la arena es distribuida a la audiencia como bendición personal de salud y bienestar.
DISPERSIÓN DE LA ARENA
Los lamas y los asistentes trasladan la mitad de la arena restante en una procesión, acompañada de música y cantos, hacia un cuerpo de agua. La arena es vertida ceremonialmente en el agua con el propósito de esparcir las energías de sanación del mandala al resto del mundo.